Tortuga de orejas amarillas (Trachemys scripta scripta) - Imagen de Enric Pàmies |
Trachemys scripta scripta (Schoepff, 1792)
Tortuga de orejas amarillas
Inglés: Yellow-bellied slider
Alemán: Gelbbauch-Schmuckschildkröte
Taxonomía: Pertenece a la familia Emydidae, y a la subfamilia Emydinae. El género Trachemys está formado por 14 especies. La especie Trachemys scripta tiene solamente 3 subespecies, aunque anteriormente se le habían atribuido hasta 14 subespecies (las cuales han pasado a rango de especie o bien se incluyen como subespecies de otra especie).
Especies similares: Hay muchas especies que tienes bastantes similitudes con las tortugas de orejas amarillas, pero normalmente las podemos identificar sin problemas observando dos características: su gran mancha amarilla en las mejillas y la ausencia de dibujos redondeados en su caparazón o cabeza. Suepe confundirse con Trachemys scripta elegans y con Trachemys scripta troosti.
Morfología: Es una especie que todos hemos visto muchas veces, ya que hasta hace bien poco era la especie más habitual en los comercios.
Tienen el caparazón bastante plano, con tonalidades marrones o casi negras (en los adultos) y con algunas franjas amarillentas.
Su plastrón es amarillento pálido, sin manchas o con manchas muy definidas de color casi negro.
Tienen patas muy fuertes de tonos grisáceos. Sus patas posteriores son muy palmeadas, y en los machos podremos observar en sus patas anteriores largas uñas.
Tortuga de orejas amarillas con una coloración poco habitual - Imagen de Unai2 |
Plastrón sin manchas - Imagen de Enric Pàmies |
Dimorfismo sexual: Es bastante sencillo identificar el sexo de nuestra tortuga cuando ya ha alcanzado la madurez sexual: Los machos tienen las uñas mucho más largas y la cola también más larga y ancha. Las
hembras suelen alcanzar mayor tamaño. En los ejemplares juveniles no es posible determinar el sexo a simple vista.
Tamaño: Estas tortugas pueden alcanzar de 20 a 30 cm de largo, aunque no es frecuente que superen los 25 cm.
Distribución: Habitan en Virginia, Carolina del Norte, Florida, Carolina del Sur y Georgia.
Al igual que con las Trachemys scripta elegans se importó en grandes cantidades a muchos países del mundo, donde la gente las liberó y empiezan a ser una plaga.
Hay poblaciones en muchos otros lugares del mundo debido a la introducción por parte de las personas.
Hábitat: Viven en todo tipo de cursos de agua: ríos lentos, lagos, pantanos, estanques, balsas,... Se adaptan casi a cualquier medio acuático, excepto a los ríos de cauce rápido. También pueden tolerar hasta cierto punto el agua salobre.
Les gustan las zonas con muchas vegetación acuática flotante donde haya rocas y troncos para poder asolearse.
Mantenimiento: En general es bastante fácil mantener esta especie. Si es alimentada adecuadamente, tiene sol y suficiente espacio, es probable que crezca rápido y no sufra enfermedades.
Lo ideal es el mantenimiento al aire libre, en un estanque. Las especies procedentes de EEUU soportan las temperaturas de las zonas costeras sin problemas, incluso hay aficionados en Madrid que las mantienen todo el año al exterior.
El estanque es recomendable para ejemplares de más de 10 cm. Debe tener en la parte más profunda al menos 60 cm de profundidad de agua, y debe tener un acceso a la zona terrestre, ya sea con una rampa o con los bordes en forma de playa.
La zona terrestre debe estar bien vallada, ya que estas tortugas son excelentes escaladoras. La tierra debe ser normal y corriente (no arena ni turba abonada para plantas). Se pueden poner plantas y árboles, pero se debe dejar una zona soleada sin vegetación, ya que es lo que prefieren a la hora de poner huevos.
En el estanque se pueden poner plantas acuáticas, tanto flotantes como de fondo, pero al final acabarán comidas o arrancadas de cuajo.
Tampoco se recomienda que compartan el estanque con otros animales, a menos que sean kois adultos o grandes carpas. Si se les pone junto a peces, anfibios o caracoles, se los acabarán comiendo a todos.
Los ejemplares juveniles deben estar en un acuario con al menos 10-15 cm de profundidad de agua. Deben tener una calentador los 2 primeros años a 24-26 ºC. No se recomienda el uso de grava para el fondo. Deben tener una rampa para asolearse. Si están en una zona de la casa donde no hay mucho sol, se deberá añadir una luz UVB especial para reptiles. Es recomendable el uso de filtro, pero de todas formas se deberá cambiar el agua a menudo.
Gran ejemplar de T.s. scripta junto a un koi - Imagen de Yolanda y Peter |
Tortuga en una pecera - Imagen de Enric Pàmies |
Algunos ejemplares son híbridos. Podemos observar la coloración rojiza en sus orejas - Imagen de Enric Pàmies |
Alimentación: Para el buen crecimiento de estas tortugas es necesaria una alimentación equilibrada. Nunca se les debe dar gammarus o gambitas secas demasiado a menudo. Muchas personas se lo dan como alimento único y con el tiempo la tortuga sufre diferentes enfermedades derivadas de la falta de vitaminas.
La base de la dieta puede ser pienso para tortuga o, todavía mejor, una mezcla de piensos.
Además se le debe dar alimento de origen animal, como pueden ser todo tipo de insectos, caracoles, babosas, renacuajos, pequeños anfibios, peces, y también carne poco grasa y pescado (debemos tener en cuenta, pero, que no se deben capturar animales silvestres para estos fines, ya que por ejemplo las poblaciones de algunos anfibios son reducidas y si capturamos animales en su hábitat estamos perjudicando estas poblaciones). Se les puede dar también algún tipo de fruta y verdura, pero no lo suelen aceptar. Para que tengan un aporte vegetal, os recomiendo que pongáis en el estanque o acuario diferentes plantas acuáticas, tanto de fondo como flotantes: jacinto de agua (Eichhornia), lechuga de agua (Pistia), salvinia, Azolla, lentejas de agua (Lemna), elodea, anubia, ...
Todas estas plantas servirán para decorar y limpiar el acuario, y cuando las tortugas tengan hambre se las comerán.
Comportamiento: Este tipo de tortugas se adaptan con mucha facilidad a la cautividad. Si se mantienen adecuadamente pueden vivir más de 40 años.
Será habitual que las tortugas nos vengan a buscar a la hora de comer. Hay ejemplares que se dejan coger sin problemas, pero hay otros que son más ariscos. En los ejemplares adultos se debe ir al tanto al cogerlos porque es posible que nos muerdan.
Las tres subespecies pueden hibernar sin problemas, ya que proceden de zonas con inviernos relativamente fríos.
Estas tortugas suelen resistir muy bien el frío (siempre y cuando tengan ya un tamaño considerable). Se tiene conocimiento de un pequeño grupo de tortugas de orejas rojas que habitan en Arties, un pequeño pueblo del Pirineo catalán, donde las temperaturas son muy bajas en invierno.
Los ejemplares con menos de 2 años, no deben realizar la hibernación, y se deberán mantener todo el año a 24-26 ºC. Los ejemplares que miden entre 10 y 15 cm, deben hibernar al exterior, excepto los dos meses más fríos, que se deberán poner en un garaje o lugar similar donde las temperaturas sean bajas, pero no tanto como al exterior. Los ejemplares de las subespecies citadas que son adultos pueden pasar todo el invierno sin problemas al exterior.
Es muy importante para este tipo de tortugas que tengan mucho sol y un lugar para salir del agua. Pasarán largas horas en las orillas tomando el sol, lo que les sirve para termorregularse y para absorber vitamina D.
Pueden convivir sin problemas con otras tortugas de los géneros Trachemys, Pseudemys, Chrysemys y Graptemys.
Reproducción: La reproducción de estos animales no es complicada, siempre que tengan unos cuidados mínimos. Si los ejemplares están bien alimentados y tienen bastante tranquilidad en poco tiempo se adaptarán y empezarán a criar.
Estos animales son sexualmente maduros cuando alcanzan los 4 años de edad más o menos, aunque es bastante variable y dependerá de la velocidad de crecimiento de cada ejemplar. Las hembras parece ser que son maduras cuando miden al menos unos 15 cm.
Si se tienen en un acuario, éste debería tener una buena parte con tierra seca de al menos 20 cm de profundidad. Los ejemplares cuidados al aire libre deben tener un trozo de tierra bien vallado, ya que son muy buenas escaladoras.
El cortejo lo realizan entre la primavera y el verano. El macho persigue a la hembra y se le pone delante con sus patas delanteras rozándole la cara. Hace vibrar las patas, y de esa forma le hace unas caricias a la hembra. Luego, para someterla, le muerde las patas y el cuello. Cuando la hembra acepta al macho, empieza la cópula. El macho se agarra a los laterales del caparazón con sus largas uñas e introduce el aparato reproductor en la cola de la hembra.
Al cabo de unas semanas la hembra sale del estanque para buscar una zona adecuada para la puesta. Prefiere lugares con poca vegetación y que estén en un lugar muy soleado. Las puestas la realiza entre mayo y julio (cada hembra puede realizar hasta 5 puestas, aunque lo más frecuente son 3). Hace un agujero con sus patas traseras de unos 10 cm de profundidad. Allí pone entre 3 y 9 huevos, puede que más según la subespecie. Si se decide coger los huevos (se deben mantener siempre en la misma posición en que estaban, sin rotarlos, ya que se podrían matar a los embriones) e incubarlos de forma artificial, se deberá tener una incubadora en la que se pueda controlar la temperatura y la humedad.
A temperaturas inferiores a 27 ºC salen machos, y a más de 30 ºC salen hembras. Entre estos dos valores pueden salir ejemplares de ambos sexos. Las tortugas nacen al cabo de 2 ó 3 meses.
Al aire libre también es posible la cría de tortugas. Se deja la puesta donde está y se valla para evitar que la destrocen al realizar otra puesta y para que las crías no se pierdan. Según mi experiencia, al cabo de unos diez meses (unos 305 días) salen las crías de forma natural, aunque en algunos años en los que el verano ha sido excepcionalmente caluroso las crías han llegado a nacer en septiembre. Acostumbran a nacer entre marzo y junio, cuando ha llovido y las temperaturas empiezan a subir. El tiempo de incubación es tan largo porque durante el frío invierno el crecimiento de las crías se paraliza, y cuando vuelve a hacer un poco de calor se reactivan y empiezan a querer salir del nido. Los ejemplares nacidos en libertad al salir del nido ya no tienen ningún resto del saco vitelino, puesto que lo han consumido todo durante los largos meses de espera.
Hembra de tortuga de orejas rojas poniendo un huevo - Imagen de Enric Pàmies |
Huevos procedentes de una sola puesta de tortuga de orejas rojas - Imagen de Enric Pàmies |
Cría de T.s. elegans saliendo del nido - Imagen de Enric Pàmies |
Problemática: El principal problema que provoca esta especie es su rápida adaptación. Eso está provocando verdaderos estragos en nuestros ríos y lagos. La gente que quiera adquirir animales de este tipo debe tener muy claro que comen mucho, ensucian también mucho y crecen con rapidez, llegando a alcanzar 25 cm o más, según la subespecie. Bajo ningún concepto se debe liberar animales alóctonos en nuestros cursos de agua.
Los animales que nos venden en las tiendas generalmente no han tenido los cuidados que requerían y han sido transportados en condiciones pésimas, lo que provoca que la mortalidad infantil sea todavía más elevada. Si se alimentan y cuidan los animales de forma adecuada, cuando ya han pasado los dos primeros años de vida es muy poco probable que enfermen.
Recomiendo que tengan suficiente espacio, calentador hasta los 2 años, alimentación adecuada (la que se comenta en el apartado correspondiente), sol, suplementos vitamínicos y de calcio y el agua bien limpia. Bajo estas condiciones tendrán las vitaminas y minerales que necesitan y es menos probable que enfermen.
Recomendamos leer el artículo: Especies invasoras: Tortugas acuáticas americanas
Legislación: Según la legislación vigente, publicada en el Real Decreto 630/2013, esta prohibida la tenencia, transporte y comercio de esta subespecie.
En mi modesta opinión esta medida no sirve de nada porque prohibiendo esta subespecie no se evita el problema. Ahora se están importando otras subespecies y especies similares que tienen el mismo impacto ambiental que las tortugas de orejas amarillas. La única medida que puede evitar más daños es la educación de las personas, ya que deben tener claro que estos animales crecen mucho, y si se compran se deben hacer cargo de ellos toda la vida.
Bibliografía consultada:
- AVANZI, M. / MILLEFANTI, M. - El gran libro de las tortugas. Editorial De Vecchi, Barcelona.
- BONIN, F. / DEVAUX, B. / DUPRÉ, A. (2006) - Tortugas del mundo. Lynx edicions, Barcelona.
- VETTER, Holger (2004) - Turtles of the world Vol.2. North America. Edition Chimaira, Frankfurt.
Artículo escrito por: Enric Pàmies