CRARC – Masquefa
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12 años de actuaciones
Este año será la duodécima temporada de aplicación del proyecto de reintroducción de la tortuga mediterránea en el Parque Natural de la Sierra de Montsant (comarca del Priorat, Tarragona) que se inició en febrero de 2005 con la elección del espacio de liberación (SOLER 2005), y las primeras liberaciones se produjeron el 14 de abril de 2006. Un proyecto iniciado por el Departament de Territori i Sostenibilidat de la Generalitat de Catalunya, con la colaboración del CRARC (Centre de Recuperació d’ Anfibis i Rèptils de Catalunya).
Tortuga mediterránea (Testudo hermanni hermanni) |
Origen del proyecto
El proyecto fue muy bien acogido por la dirección del parque, que puso a disposición todo el apoyo técnico para lograr el objetivo de establecer la tortuga en la zona. El proyecto se desarrolla en el marco del plan general de conservación de la especie, que pretende aumentar la superficie que ocupa el quelonio en Catalunya,
La tortuga, vale decir, ya estuvo presente en el Montsant en tiempos pretéritos. Así pues, dentro del término municipal de Margalef de Montsant, pueblo situado en la ribera del río Montsant, se encuentra la cueva del Filador, yacimiento paleo-arqueológico en el que se cita un resto óseo de quelonio atribuido a Testudo hermanni (Budo et al. 2003)
Esta ha sido durante muchos años una de las tres referencias que en la literatura paleo-arqueológica son utilizadas para citar la tortuga mediterránea en Catalunya durante el Neolítico. La presencia histórica de quelonios en los lugares más favorables del Montsant es una realidad que vuelve a dar gracias este proyecto.
Trabajos iniciales
Los primeros trabajos para poder iniciar el proyecto fueron la evaluación de hábitats adecuados para la tortuga mediterránea, siguiendo parámetros propuestos por Bertolero en 2002. Valorar disponibilidad de áreas de puesta, conexión entre zonas favorables, presencia de depredadores, actividad humana, recurrencia de incendios, y toda una serie de puntos que pudieran influir negativamente o positivamente en el desarrollo del proyecto.
Cámaras de foto trampeo, para evaluación de depredadores |
Uno de los factores más limitantes para la implantación de la especie, como se ha demostrado en otros proyectos, es la incidencia predatoria sobre puestas y recién nacidos.
Otra característica particular de este proyecto es la gestión del hábitat, es decir, la modificación mecánicamente de zonas excesivamente forestales para favorecer la presencia de la tortuga, que requiere principalmente hábitats “mosaico” (alternancia de bosques, cultivos, matorrales, en un mismo espacio).
Zona de reintroducción donde se ha realizado gestión del hábitat |
La aplicación de la técnica de desbroce en los períodos del año de menor actividad de la tortuga
mediterránea ha demostrado que no interfiere en la especie objeto de reintroducción, ni con otras especies de gran interés ecológico presentes en el parque, como el águila perdicera (Hieraaetus fasciatus). También, en una zona del sur de la Sierra de Montsant, se lleva a cabo una gestión blanda del hábitat " Soft habitat management". Así pues, en el área habitan en régimen de libertad tres caballos de la raza “pottoka”, que pastan por la zona en que viven las tortugas. Estos caballos ejercen una presión suave sobre la vegetación, abriendo pasos y manteniendo claros.
Origen de las tortugas liberadas y técnicas de liberación
Todas las tortugas mediterráneas (Testudo hermanni hermanni) proceden de cría en cautividad en instalaciones colaboradoras del Departament de Territori i Sostenibilitat, de centros de recuperación especializados en quelonios como el CRARC, de decomisos hechos por las autoridades competentes, y de Centros de Recuperación en convenio con el Gobierno Balear, como el GOB (Grup Ornitològic Balear) de Menorca.
Desde el inicio del proyecto hasta noviembre de 2016 han sido liberados 3.039 ejemplares, con un total de 75 reintroducciones en 5 zonas del parque natural previamente evaluadas.
Tortugas reintroducidas |
Momento de la liberación |
Se han ensayado dos técnicas para hacer las liberaciones, las llamadas liberaciones blandas o paulatinas "soft release" y liberaciones duras o directas "hard release". Entre los años 2006 y 2008, se utilizó la primera técnica, que consistía en mantener los ejemplares en condiciones de semi libertad en un cercado dentro del parque para su adaptación. Esto suponía gestionar las tortugas durante un espacio de tiempo largo antes de abrir las puertas del recinto, para que los animales se dispersaran paulatinamente. Esto ligado al hecho de mantener en un espacio relativamente reducido el contingente de tortugas las hacía vulnerables a la depredación y el posible expolio. A partir de 2009 hasta la actualidad se decidió liberar directamente al hábitat los ejemplares (en un número no inferior a 200 ejem.). Si bien esto podía representar la pérdida de un pequeño número de efectivos por inadaptación, se compensarían las bajas con un gran volumen de tortugas liberadas.
Las reintroducciones se realizan entre los meses de octubre y noviembre en su mayoría, a fin de impedir una rápida dispersión de los ejemplares y favorecer la fijación al nuevo hábitat. Por otro lado, al salir de la hibernación las tortugas encontrarán una gran cantidad de vegetación óptima, ligada a la floración primaveral, y así asegurarse una disponibilidad fácil y abundante de alimento en los primeros meses de adaptación.
También se ha procurado siempre que un 50% de los individuos liberados fueran adultos, y con un porcentaje de hembras adultas no inferior al 50% de estos ejemplares. Así pues el sex ratio global (todos los ejemplares liberados con sexo conocido, sin diferenciar zonas), teniendo presente los datos de bajas por depredación u otros factores conocidos es de: 1 ♂: 1 ♀ (dato hasta noviembre de 2016).
Datos de seguimiento
A once años vista de las primeras liberaciones, el seguimiento que se ha hecho de la evolución del peso de algunos de los ejemplares recapturados sugiere que la disponibilidad de recursos alimenticios es suficiente. Los incrementos y descensos de peso en las tortugas durante toda la temporada de actividad serían los normales para la especie. Especialmente se ha llevado un seguimiento más intensivo en el período posterior a la hibernación (entre abril y junio).
Juvenil alimentándose del fruto del madroño (Arbutus unedo), a inicios del otoño |
Hembra adulta alimentándose de Plantago sp. en primavera |
Este periodo del ciclo biológico de la tortuga es el de mayor actividad y permite una mejor detección. Las posibilidades de disminución de peso o deshidratación de las tortugas se pueden presentar particularmente en invierno (algunos autores citan pérdidas entre 8 al 10% del peso) y al final del verano. En condiciones climáticas normales las primeras lluvias primaverales hacen que la tortuga se hidrate con rapidez, lo que corrobora el no consumo de los depósitos lipídicos (Soler & Martínez Silvestre 2005).
La observación de puestas y crías ha sido documentada en varias ocasiones, sin embargo la dificultad de detección de los neonatos es importante y muy ligado a periodos muy concretos, primavera y finales de verano (después de las eclosiones). La depredación de puestas ha sido muy bien documentada durante todos los años de seguimiento.
Cría nacida en 2010 en el Parque Natural de Montsant, detectada durante los controles de seguimiento de las reintroducciones |
El tejón (Meles meles) y la garduña (Martes foina) siguen siendo los máximos responsables de las depredaciones de nidos. Este hecho ha sido documentado en el Paratje Natural de Interès Nacional de l’Albera (Budó como. Pers. 2008). Las sesiones de foto-trampeo hechas regularmente en diferentes periodos del año han radiografiado el abanico de posibles depredadores de la tortuga y su abundancia. Algunas especies, como el jabalí (Sus scrofa), son especialmente presentes en los registros fotográficos. Pero también están reflejados zorros (Vulpes vulpes), ginetas (Genetta genetta), garduñas y tejones ya mencionados.
Garduña (Martes foina) |
Gineta (Genneta genneta) |
Tejón (Meles meles) |
Zorro (Vulpes vulpes) |
Jabalí (Sus scrofa) |
Registros del fototrampeo |
La depredación de nidos así como el ataque a ejemplares adultos, incluso reiterados en algún individuo, demuestra la tendencia al alza de este tipo de relación ecológica entre las tortugas y los depredadores potenciales de la especie. Un nuevo recurso trófico ha reaparecido en el Montsant para algunos mamíferos, que lógicamente no desaprovecharán si tienen ocasión.
Puesta depredada |
La identificación de ejemplares depredados a partir de los restos óseos o escamas córneas encontrados ha sido posible en gran medida gracias a los registros fotográficos de todos los ejemplares adultos y subadultos liberados, como el caso del ejemplar macho 473.
En el transcurso de los trabajos de campo desde el año 2006 se ha podido constatar las bajas de 107 ejemplares, de los que se ha podido constatar la muerte por depredación (16 por Sus scrofa y 20 por Martes foina), otros por inadaptación (3 ejemplares) y un ejemplar debido a actividades humanas (1 aplastada por tractor en un viñedo).
Esta identificación fotográfica, combinada con la identificación con el código de señales en el caparazón, ha permitido recuperar durante el 2016, un ejemplar hembra (núm. 2.771) expoliado de la zona de liberación en el sur del Montsant. Hay que agradecer la colaboración del Cos d’Agents Rurals en esta intervención.
Interacciones con la población local y foránea
Cada vez más, debido a la expansión de la especie en el Parque, la tortuga tiene una interacción más fuerte con todos los agentes sociales que desarrollan actividades en el ámbito de este espacio protegido. Estas interacciones formarán parte del día a día en el desarrollo del proyecto y no representan un factor negativo, siempre y cuando se articulen mecanismos de corrección.
Es necesario que el ciudadano esté informado del proyecto ya que puede encontrarse uno de estos quelonios en realizar un itinerario dentro del parque, y lógicamente saber que no tiene que cogerlo |
Futuro
Los proyectos de reintroducción de quelonios terrestres son acciones a muy largo plazo, no inferior a 25 años. Una especie con un ciclo biológico particular con una tasa de reproducción baja, ligada a una madurez sexual lograda entre los 8 y 10 años, hace que la implantación en un territorio sea dificultosa. Sin embargo hay que ser constante en las reintroducciones y corregir todos los factores de desequilibrio que puedan ayudar a alcanzar la autosuficiencia generacional de una población.
Materiales didácticos i informativos relacionados con el proyecto, disponibles en los siguientes enlaces:
http://parcsnaturals.gencat.cat/ca/serra-montsant/visiteu-nos/sm_educacio_ambiental/sm_material_pedagogic/coneguem_la_tortuga_de_la_serra_de_montsant/
http://parcsnaturals.gencat.cat/web/.content/home/serra_de_montsant/coneix-nos/centre_de_documentacio/fons_documental/publicacions_del_parc/tortuga/triptic-tortuga_def.pdf
Agradecimientos
El CRARC quiere agradecer al Departament de Territori i Sostenibilitat, a Neus Miró Coordinadora del PNMON, al técnico David Iturria, y a la brigada del Parque de la Sierra de Montsant su compromiso con el proyecto. Agradecer también a Miguel Amill, Josep Palet e Imma Amill así como a todos los ciudadanos del territorio de Montsant su buena predisposición en el desarrollo del proyecto.
Referencias
BERTOLERO, A. 2002. Biología de la tortuga mediterranea Testudo hermanni aplicada a su conservación. Universitat de Barcelona (Divisió de Ciències Experimentals i Matemàtiques) Depart. de Biología Animal. Tesis Doctoral. Pp 226
BUDÓ, J., FÈLIX, J., NADAL, J. & SOLER, J. 2003. La presencia de quelonios en yacimientos neolíticos en Cataluña. Interpretaciones paleoculturales y paleobiogeográficas. Actas del III Congreso del neolítico en la península Ibérica. Santander.
SOLER J. 2005. Projecte de reintroducció de la tortuga mediterrània al Parc Natural de la Serra de Montsant. I Jornades del Parc Natural de la Serra del Montsant, 17 – 22 d’octubre de 2005. La Morera de Montsant (Priorat – Tarragona).
SOLER, J. & MARTÍNEZ, A. 2005. La tortuga mediterrània a Catalunya. Ed. L’Agulla de Cultura Popular. (Tarragona). 196 pp.